La dahlia pasó de ser la flor rústica y de clases medias que crecía en verano en los patios de las abuelas, a ubicarse entre las mas deseadas por floristas y jardineros; no todos saben que esta planta nativa de México ya había vivido una época de gloria en la Europa del siglo XIX. Todo pasa, todo vuelve.
Dahlia ‘King of roses’- dahlia color mora., The Annual Dahlia Register, London (1836)
Las dahlias de mi infancia
Las primeras dahlias que recuerdo, son unas flores gigantes de colores brillantes que lucían orondas en los pulcros jardines de las colonias de alemanes del Volga aledañas a Coronel Suárez que visitábamos con mis padres para proveernos de víveres, comprar un colchón de lana de oveja o asistir a la misa de domingo.
Tendría algo así como 6 o 7 años y recuerdo asomarme curiosa a esos jardines de piso de tierra apisonada para mirar sus canteros llenos de flores, entre las que destacaban las dahlias de colores rojos o amarillos cómo él sol, flores sencillas que si bien no eran consideradas flores "finas", mi madre las dejaba crecer libremente en nuestro jardín.
Pasaron muchos años desde esas primeras experiencias florales y allá por 2016, luego de terminar una tesis en Ciencias Sociales, necesité de una manera muy potente acercarme a la naturaleza y decidí conocer mas sobre flores. Fue así que partí a México en un viaje inolvidable y me volví a topar con ellas en un jardín de cuentos de Valle de Bravo, donde la célebre florista Gabriela Salazar, conocida como La Musa de las Flores, cultivaba las dahlias mas delicadas que jamás había visto.
Dahlias en Valle de Bravo, México, 2016
Esas flores dejaron en mí una marca inolvidable, por este motivo en febrero de 2019 mi marido Rodrigo llegó un día siete plantas de regalo del cultivo de Vivian Mulcahy (www.instagram.com/mulcahyvivian/) que planté con ilusión en el jardín de mis padres. Al mes siguiente una pandemia impensada cerraba las puertas del mundo y no pude verlas florecer, mi hermana Isabel cuidó y fotografió.
Mis primeras dahlias de Mainumbí Tigre, Otoño 2020. Foto Isabel Gallardo
Cuando mi prima María Vidal, me ofreció generosamente "adoptarlas", si leyeron bien, ya que la casa de mis padres se alquilaba, acepté y fue quien las resguardó junto a su plantación de lavandas en Bolívar ( www.instagram.com/lavandaslasalhucemas/ )
De esas primeras plantas, solo sobrevivió la llamativa Bahama Mama, variedad que lleva su nombre por su parecido con una flor tropical, rosa durazno, centro color manteca y pétalos algo alocados, que el pasado verano 2024 nos llenó de flores que se lucieron en eventos y ramos.
Dahlias Bahama Mama, Bolívar, 2024
Foto de María Vidal de Lavanda Las Alhucemas
Volver al pasado: De México al Jardín Botánico de Madrid
Me apasiona la Historia y de ahí mi manía de revisar los orígenes y los porqués de los temas que se me cruzan. Leyendo me enteré que estas flores son originarias de México y eran llamadas por los aztecas "acocoxochitl" (tubo acuático) o "xicamiti" (flore de camote), quienes se alimentaban con sus bulbos y teñían sus telas de algodón con los coloridos tintes que extraían de los pétalos. Como medicina se usaba para curar la tos crónica, combatir cólicos o bajar la fiebre. En algunos estados como Puebla y Oaxaca todavía se las utiliza en las comidas como un hidrato.
Hoy las dahlias mexicanas, unas florecitas silvestres de ocho pétalos (éstos en realidad son flores, compuestas como el girasol) en colores blanco, amarillo, anaranjado, rojo, lila o morado, que nacen a orillas de los caminos en las zonas montañosas, son consideradas patrimonio nacional de México. Fueron declaradas como "flor nacional" en 1963 y la Asociación Mexicana de la Dalia https://www.daliaoacocoxochitl.com/. difunde su propagación y su preservación desde 1992.
El cronista mexicano Alvarado Tezozómoc (1598), hace referencia a ellas: “Tenían en las lagunas, y su tierra Aztlán un Cú, y en ella el templo de Huitzilipochtli, Ídolo, Dios de ellos, en su mano una flor blanca, en la propia rama del grandor de una rosa de Castilla, de más de una vara en largo, que llaman ellos Aztaxóchitl, de suave olor".
Al llegar los españoles, quedaron fascinados con estas beldades, que fueron registradas durante la primera expedición científica al Nuevo Mundo (1570-1577) por el médico Francisco Hernández de Toledo, a cargo de la misma. El español describió las propiedades de las primeras dahlias a las que nombró "jicamite ".
Francisco Hernández de Toleddo, "Nova Plantarum, animalium et mineralium Mexicanum" Historia (Roma, 1651, p. 31. Acococtli o Dahlia.
Dos siglos mas tarde, los botánicos y expedicionarios, Martin de Sessé y Jose Mociño, durante su expedición recolectaron plantas y semillas de "acocotli quauhnahuacensis" para sus minuciosos "herbarios", algunas de ellas fueron enviadas al Jardín Botánico de Madrid donde el padre José Antonio Cavanilles, su Director, las cultivó, describió y nombró como Dahlia pinnata, en honor del botánico sueco Andreas Dahl.
La Dahliamania del siglo XIX
Cavanilles, se ocupó de mandar semillas a otros jardines botánicos de Europa: Berlín, Dresde, París y Montpellier y también a la esposa del embajador británico en España, la famosa Lady Holland, que las introdujo en Londres.
Los jardines botánicos jugaron un papel crucial en la divulgación de las dahlias, ya que gracias a estos inmensos laboratorios y aclimatadores de plantas, el conocimiento a través de publicaciones, descripciones e ilustraciones, saltaba de jardín en jardín hasta el gran público.
Desde hace 200 años hasta hoy, de las 35 especias conocidas solo 4 fueron el material genético de las miles de dahlias que se conocen en el mundo: D. coccinea, D. pinnata, D. merckii y D. imperialis.
Ilustraciones extraídas del libro "Icones et descriptiones plantarum" de José Cavanilles.
Los mejoramientos genéticos que recibieron desde el siglo XIX, modificaron su tamaño, color y número de flores por planta; en pocos años se habían desarrollado muchísimas variedades a lo largo y ancho de Europa. En los jardines de Leipzig, Alemania, en 1818 se conocían 75 variedades y en 1841 un comerciante ingles consiguió mas de 1200 formas nuevas. Actualmente después de dos siglos de cultivo selección e hibridaciones, se estima que existen mas 50.000 variedades registradas alrededor del mundo.
Algo curioso es que, socialmente las dahlias en sus inicios fueron patrimonio de la nobleza, al ser los únicos que podían construir los invernaderos que necesitaban estas flores de lugares cálidos para no sucumbir a los frías temperaturas del norte de Europa.
Lo que empezó como una diversión, en poco tiempo se transformó en una loca competencia por ver quién tenia las flores mas grandes y exquisitas. Tal es así que un escritor de la época acuñó el término Dahliamania y hasta se robaban los tubérculos de los invernáculos. Por el fanatismo que generó esta flor es posible comparar la "dahliamania" con la fiebre de los tulipanes holandeses en el siglo XVII.
En Inglaterra, John Claudius Loudon, un especialista en plantas, afirmaba en1822, que las dahlias eran "las flores más de moda en el país", les atraían tanto a los nobles que exhibían sus flores en los clubes de hombres como a las clases medias y trabajadoras, que armaban reuniones de horticultura en pubs y clubes. La jardinería funciona como un gran nivelador social, tal es así que el cultivo de dahlias fue atravesando las fronteras sociales y llegó a popularizarse.
La gran importancia de la dahlia en Inglaterra se puede advertir en el registro que mantiene la Royal Horticultural Society, los estudios del Kew Garden y la National Dahlia Society (1881),que todos los años celebra el Dahlia Show. Su cultivo también se convirtió en tradición en los países de habla inglesa (Nueva Zelanda, Canadá, Australia, Estados Unidos).
Los festivales florales de Stonehenge
En los comienzos se las exhibía en lugares cerrados junto a otras flores, pero hacia 1830 según han estudiado los historiadores ingleses Louise Crawley, Brian Edwards y Jennifer Wexler, la Salsbury Plain Dahlia Society (1838) comenzó a organizar en el sitio arqueológico neolítico de Stonehenge, propiedad de un noble fanático de estas flores, unas magnificas exposiciones al aire libre con la dahlia como flor central.
Las exposiciones de dalias de Stonehenge aparecieron tanto en publicaciones de jardinería como en periódicos. Estas noticias provienen de The Gardeners' Chronicle. Imágenes: Biblioteca del Patrimonio de la Biodiversidad
Durante esos días se premiaba a los mejores jardineros y cultivadores que exhibían sus flores sobre unos enormes dispositivos de alambre exclusivamente realizados en dahlias que simulaban esculturas florales.
Estas exposiciones o festivales convocaron a decenas de miles de personas que llegaban a pie o en su vehículos, jugaban al cricket, escuchaban bandas musicales y hacían picnics en el encantador marco de las ruinas de Stonehenge, tal es así que fueron estas flores quienes de algún modo popularizaron al actual famoso sitio arqueológico inglés.
Ilustraciones de la edición de 1848 de The Florist, que muestran una exposición floral en Chiswick, dan una idea de cómo pudieron haber sido los festivales florales de Stonehenge. Imágenes: Biblioteca del Patrimonio de la Biodiversidad.
Se convirtió en la flor favorita de la corte de la reina Victoria, y durante una época en la que las flores se convirtieron un un medio de comunicación para enviar mensajes que no se podían expresar en voz alta, las dahlias simbolizaron el compromiso, la dignidad y la elegancia.
Este apogeo de los años 1840 y 1850 continuó con altos y bajos hasta el siglo XX, aunque tristemente al estallar la Primera Guerra Mundial desaparecieron los cuidados jardines de dahlias, como ocurrió con los de rosas o las románticas pérgolas de glicinas, la guerra arrasó con todo.
La dahlia fue perdiendo de a poco su lugar central hasta convertirse en los 60´ en una flor casi vulgar y de clases trabajadora, no obstante desde hace unos años se comenzó a observar un renacimiento de esta maravillosa flor, aunque este "revival" será tema de otra nota.
A modo de cierre
Miramos la historia para comprender el presente y pensar con mas herramientas en un futuro mejor, las plantas que fueron alojadas tan amorosamente por María en Lavanda Las Alhucemas, hoy están acompañadas de variedades nuevas llegadas también de Mainumbi.
Mientras que estas flores entrado el otoño nos dan su despedida, nosotras esperamos con paciencia y entusiasmo su próxima floración.
¡Larga vida a estas flores de formas perfectas, fácil reproducción y amplia floración!
Foto de María Vidal de Lavanda Las Alhucemas
Gracias a María Vidal por su generosidad , si quieren conocer más sobre la plantación de flores orgánicas que tiene María la encuentran en Instagram en www.instagram.com/lavandaslasalhucemas/
Gracias también a Macarena Varela Neyra por sus aportes y aliento desde Madrid. Macarena es ingeniera agrónomas y florista, la encuentran en Instagram en www.instagram.com/isidradlf/
Fuentes:
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